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martes, 31 de agosto de 2010

Capítulo 6. Preparativos.

¿Qué se supone que éramos ahora? Amigos no, novios tampoco. No quería ser solo la amiga de Lucas, ni un rollo de un día, pero una cosa tenía muy clara, no estaba preparada para salir con él. Quizás después de conocernos más, o quizás después de eso descubriera que no me gustaba tanto… bueno eso no lo creo.

Lucas y yo llevábamos una semana de una forma un tanto extraña. Nos comportábamos como amigos la mayor parte del tiempo, pero teníamos nuestros ratitos a solas, que dedicábamos a tontear, a picarnos el uno al otro, a abrazarnos, a besarnos… pero nunca con palabras mayores, palabras como un te quiero. Yo no estaba preparada ni para decirlo ni para escucharlo. No se Lucas, pero es posible que si me lo dijera me quedaría totalmente paralizada o quizás saldría a correr. Tenia una opinión irrefutable sobre el amor y es que para amar se necesita tiempo. Había aprendido a no tomarme esas dichosas palabras a la ligera. Para mi era mas lógico amar a alguien que ni siquiera has besado pero hace tiempo que conoces, a uno que llevas una semana besando y que lo conoces de eso, de una semana. Pero esa era mi opinión, no todo el mundo pensaba lo mismo.


-          Tía ¿pero porque no sales con é l? Es simpático, es guapo, está como un tren, ¿has visto los brazos que tiene? No, yo creo que no, si no, no te lo pensarias tanto. De verdad que pareces tonta.
-          Helena, ¡que no me sale del alma, coño! –me tenía histérica. Habíamos ido de compras, para buscar algún modelito para la fiesta de esta noche. Estábamos en los probadores de una tienda, cada una en uno y hablando através de las paredes.  Era un sábado por la mañana muy temprano, la gente conocida estaría con la resaca del viernes así que no nos importaba quien escuchara.
-          Toda la culpa la tiene tu estúpido miedo al compromiso –escuché decir a Andrea mientras salía de su probador para mirarse en el espejo grande del pasillo. Me salí yo también. –pareces un tío.
-          Joder larga, pues tan mal no me sienta este vestido, es más creo que me lo quedaré. –dije para evadir su comentario respecto al compromiso. Aunque lo del vestido era verdad me sentaba como un guante: era ceñido, color nude, de media manga, con los hombros fruncidos y bastante corto.
-          Si te queda bastante bien, pero sabes que no me refiero a eso. ¿Desde cuando no sales con un tío en serio? ¿desde cuando no le dices a nadie te quiero?
-          Te quiero larga.
-          Te quiero larga no, te quiero Lucas, que mira el modelito que me vas a llevar para la fiesta, le va a dar un infarto al ver esas piernas. –dijo Helena saliendo del probador.
-          No como tu, ¿Desde cuando nos vamos a Ibiza? –se había probado un vestido blanco largo bastante… ibicenco.
-          Es que a Álvaro no le hace gracia que sea demasiado corto.
-          ¡Ves, ves, ves! Por eso le tengo miedo a salir con un chico. I wanna be free forever.


A la 11 y media íbamos de camino a casa. Convencimos a helena de que cojiera otro vestido y se llevo gris oscuro de manga corta, con vuelo y un cinturón. Andrea se llevo uno muy parecido al de helena pero más corto y con un escotazo a la espalda.

Llegue a casa y sonó el teléfono.

-          ¡Chimpancé, es para ti! –joder no me había dado tiempo ni de dejar las bolsas. Cojí el inalámbrico del salón, miré el número, era Andrea.
-          ¡Tell me!
-          Avisa a tus padres, esta noche dormimos todos en mi casa
-          ¿Qué? ¿Quiénes son todos?
-          Pues todos los chicos y nosotras, ¡ah! Y Casandra y algunas más.
-          ¿Pero tu que has montado un hotel o que?
-          No tonta, es que mis padres se han ido de viaje y no saben nada. Así que vamos a meternos todos en el salón grande, ponemos un montón de colchones y ya está. ¿Como cuando fuimos al campa te acuerdas? Que ilusión, bueno vente después de comer a mi casa, vemos una peli y ya te arreglas aquí, vamos a estar solas toda la tarde helena a quedado con Álvaro! Og! Álvaro, Álvaro, Álvaro, bueno te dejo, adiós –pipipi pipipi
-          Adiós. –que niña más cotorra ni despedirme me ha dejado. Es un caso, pero yo la quiero.


Había llegado la hora del almuerzo, fui a sentarme a la mesa. Mi madre había hecho una de sus comidas extrañas que no se como pero a todos les encantaba, menos a mi. Me senté en la mesa con mala cara.

-          No pongas esa cara, que te he hecho ensalada de pasta cójela está en la encimera. –dijo mi madre complaciente.
-          ¡Bien, Ya era hora! –la coji y le di un beso.
-          Muchos besos quieres dar tu hoy, porque si no, no me explico para que te has comprado ese vestido. No te habrá costado mucho porque apenas se han gastado tela. –bromeó mi padre.
-          No papi, yo solo te doy besos a ti. Por cierto…
-          Mala cosa, ya estamos con los “por cierto me dejáis…” –mi padre seguía de broma, que alegría que siempre estuviera de buen humor, a excepciones de cuando perdía un partido el Madrid claro.
-          Papa, que no es eso es… vale si es eso, me dejáis quedarme en casa de Andrea?
-          Vale, pero no volváis tarde, cuidado con lo que bebéis, cuidado con la gente, con los vasos, nos os vayan a echar nada raro, y no te montes en coche con nadie.
-          Si mama ¡ai! Coco sal de debajo de la mesa, venga al patio que estamos comiendo, ¿Dónde esta el perrito mas bonito del mundo?
-          Lo mismo le riñe que le habla como si fuera un niño chico, la pobre no tiene remedio, que tonta es.
-          Es que es mi niño chico. Coco ale esta celoso de ti. –dije riendo. –bueno me voy a preparar las cosas que me voy ya.


A las cuatro llegue a casa de Andrea. Ya tenía todo el salón preparado la muy bestia.

-          Tía, serás burra. ¿Porque no te has esperado a que llegara? –deje las cosas y me tumbé en uno de los colchones.
-          Porque ha venido Gabriel a ayudarme. –dijo sonriendo.
-          WOW, me parece que alguien tiene algo que contar.
-          Si, hemos estrenado el colchón en el que tú estás tumbada. –dijo chillando y riendo como una loca.
-          A ver Andrea, a que te refieres con “estrenar”. - Mire el colchón con cara de asco y me cambié a otro enseguida.
-          Pues tonta a que lo hemos hecho. Dios tendrías que haberlo visto. Bueno no, visto no, pero es que es tan mono, y a la vez tan… ¡salvaje!
-          Vale, vale, vale, suficiente déjate los detalles. –esta niña no tenia remedio, a veces la envidiaba. Hacia lo que le daba la gana sin pensar en las consecuencias, y no se como se las aviaba, pero nunca tenían consecuencias.
-          No me pongas esa cara, tú también te podrías dar una alegría al cuerpo.
-          Andrea, CALLATE.
-          ¿Sabe Lucas que eres virgen?
-          ¿¡Y a cuento de que va a saber Lucas que yo soy virgen!? estás tonta perdida eh. Además, lo creas o no aun no es tan extraño encontrar adolescentes vírgenes, no todo el mundo es como tu putilla. –le dije en broma tirándole una almohada.
-          ¡Monja! –me devolvió la almohada. –oye pero, ¿no pensaras que el es virgen no?
-          ¿Y a mí que más me da?
-          Ya pero y si salís, ¿crees que te esperaría?
-          No lo se, pero si no, pues adiós.
-          Monja. –la almohada me dio de lleno en la cara.
-          ¡Te vas a enterar golfa!

Nos dormimos un ratito la siesta, vimos “un paseo para recordar” que hacia tiempo que no la veíamos y nos llevamos todo el tiempo haciendo las tontas. Coji mi portátil y me conecté. No había nada interesante, solo Lucas. Había aceptado mi petición de amistad después de una semana. Le acababan de poner Internet en su nueva casa.

Me metí en su perfil para cotillear un rato mientras Andrea se duchaba. Que fotogénico era, salía bien hasta en las que tenia haciendo el tonto. Mire en las fotos mas antiguas, que pequeño y que guapo estaba, hasta en las que salía con los aparatos, claro no me extraña que tuviera esa sonrisa. También tenia fotos con Sara, me pregunto que habrá sido de ella. Y con un chico que se parecía mucho a él, no se quien sería.

-          Vete a la ducha anda, antes de que te pongas cachonda con las fotos.
-          ¡Andrea! Tía eres la persona más asquerosa del mundo.

Me deje el pelo suelto con la raya en medio y ondulado. Lo tenía realmente largo, Nome cubría la espalda entera pero tampoco faltaba mucho. Cenamos y a las 12 y media de la noche pasaron a buscarnos. Tenía muchas ganas de ver a Lucas...

lunes, 30 de agosto de 2010

Capítulo 5. El sustituido sonido del mar.


Estaba sola en la toalla. Todos habían ido a bañarse pero me apetecía escuchar algo de música. Estaba escuchando una de mis canciones preferidas, “with me” de Sum 41. Siempre me imaginaba que me besaban mientras sonaba esta canción. Lo se, era un poco cursi. Tenía los ojos cerrados porque el sol me molestaba y con la música no escuchaba nada a mí alrededor.

-          ¡Ah, está helada! –me sobresalte y me senté en la toalla. Lucas estaba escurriendo el bañador y el pelo encima de mí. Parecía un perro, me reí de el.
-          ¿Estás sorda? Llevo media hora llamándote para que te vengas al agua, esta buenísima.
-          No, estoy escuchando música. –me puse los auriculares y me volví a tumbar. No puse la música aun por si decía algo.
-          Celeste, que se que me estás escuchando, abre los ojos. –me hice la sueca. En ese momento escuche mi móvil sonar, me quite los cascos y me levanté corriendo hacia la mochila, sería mamá. Cuando lo tenía en las manos el móvil dejó de sonar. No conocía el número.
-          ¿Si no me escuchas a mi como escuchas tu móvil? –al darme la vuelta vi a Lucas con un móvil en la mano. Tenia una sonrisa traviesa en la cara, me la había jugado.
-          ¿De donde has sacado mi número?
-          Me lo ha dicho un pajarito que hay en el agua, vente a ver si te da el mío.
-          Ya lo tengo listo. –le enseñé la pantalla con el número que me había llamado.
-          O sea que, ¿querías mi numero eh? –dijo riendo. ¿Me iba a dejar de embobar algún día esa sonrisa?
-          Pues no, ahora mismo lo borro. –iba a darle a borrar cuando me lo quitó de las manos y lo revoleó a la toalla.
-          No, ahora mismo te vienes al agua. –me puso una mano en la espalda y otra atrás de la piernas y me llevó en volandas.
-          ¡Lucas, suéltame! –dije a carcajadas y pataleando, quería parar de reírme parecía una pava pero no podía. -¡Lucas, Lucas, Lucas no! ¡Ah, que frío, que frío, que frío! –
Me monté corriendo encima de su espalda, igualmente tenía medio cuerpo dentro del agua, pero ahí se estaba mucho mejor, donde iba a parar.

-          Antes de que digas cualquier tontería de las tuyas, no, no estoy así porque quiera estar pegada a ti, solo tengo frío. –se río.

Y así pasamos el día, de vez en cuando algún que otro comentario pero siempre en grupo. Javi le pidió perdón a Lucas y este también por el comentario. Estaba siendo un día maravilloso, si seguía así el verano no podría terminar mejor. Pero no sabia si iba seguir así, había una pregunta que quería hacerle a Lucas pero me daba miedo saber la respuesta: si el año pasado solo vinos unas semanas a finales de verano, supongo que este verano haría lo mismo. En dos días me había acostumbrado demasiado a sus ojos, a su sonrisa, a sus labios, a sus bromas, en definitiva, a él. No es que estuviera enamorada de él en dos días ni mucho menos, pero cuando lo miraba ya no veía nada mas, me encantaba.

Eran las 7 de la tarde, el calor había aminorado y  a los chicos les apetecía jugar al futbol, pero eran impares ya que a javi le entraron las prisas de pronto y se tuvo que ir. Me pregunto si le habría llamado Sara.

-          ¿Sois muy machistas para admitir a chicas en el equipo? –pregunté entusiasmada.
-          Venga va levantaos. –dijo Gabriel con mas entusiasmo aun mirando a Andrea.
En un equipo estaban Lucas, Víctor y Aitor (dos amigos de Lucas), Helena y Andrea. Y en el otro estaba Gabriel, Álvaro, Fran, Andrés y yo. Empezamos a jugar, Lucas y Gabriel se estaban picando bastante, y nuestro equipo iba ganando. Así que muy pagado de si mismo decidió ir en plan chupón. Claro que yo estaba como buena defensa ahí para quitarle el balón en el momento oportuno. No era nada buena jugando pero eso de “meter la pata” se me daba de perlas. Para que iba a correr a la portería contraria si me iban a quitar el balón, para eso lo quito yo.

Lucas estaba a mi lado, tras un impecable pase de Víctor desde la otra banda. Y justo cuando iba a tirar a portería ¡ahí estaba mi implacable pierna!

-          ¡Por favor deja el pie quietecito! –jadeó y se arrodilló. El pobre ya no podía más.
-          Pues si que eres flojo tu, y eso que no se jugar. –me estaba hartando de reír. Había sido una gran idea esto de jugar. Aunque no entendía porque Lucas se tenia que poner la camiseta para jugar ¡Og!

Terminamos de jugar, los chicos estaban ya muy cansados de la paliza que se habían pegado por ser tan competitivos. Al final, ganó el equipo de Lucas. Tras una hora corriendo de arriba abajo Lucas estaba sudando la gota gorda.

-          Joder, vamos al agua que estoy reventado y tengo mucho calor. –dijo Lucas mientras se levantaba de la arena.
-          ¿Ahora? Tu estas loco chaval son las 8 nos vamos ya para casa ¿no? –todos estaban de acuerdo. -¿Por qué no se queda contigo la que tiene la culpa de que estés tan reventado? –dijo Gabriel mirándome ¿era un indirecta? Pero si apenas había echo nada, en todo caso el culpable era el.
-          Déjalo celeste tendrá ganas de irse a casa ya.
-          Que va hombre si a ella a esta hora es cuando más le gusta la playa. –eso era verdad, pero Andrea se lo podría haber callado.
-          Ves como si se quiere quedar contigo…ala nos vamos.
-          ¿Podéis dejar de hablar como si no estuviera presente?
-          Que si celeste que si, adiós. –y se fueron. Me quede mirando a Lucas.
-          Pues vamos al agua.

Lucas se quitó la camiseta sin molestarse en ir a la toalla, ya no había nadie en la playa.
Nos metimos en el agua y me acordé que quería preguntarle algo.

-          Oye Lucas, ¿Cuándo te vas?
-          Pues no se cuando tú quieras. Que si tienes ganas de ir casa nos…
-          No, no, que cuando te vas de aquí.
-          Ah… pues este verano me he mudado, definitivamente. –parecía que los motivos por los que se mudaba no eran muy alegres, pero yo no me pude contener.
-          ¿¡De veras!? Dios, es estupendo. –di un salto y me enganché a su cuello. Un momento Celeste, ¿Qué mierda haces? me aparté, me había puesto como un tomate. –lo siento. –parloteé nerviosa.
-          ¿Qué sientes? –se puso serio, me asustó. Cojió mis brazos y los puso alrededor de su cuello de nuevo. –está bien que lo sientas, pero no como una disculpa si no porque es lo que sentías, y es lo que has hecho. Ojala yo pudiera hacer lo mismo.
-          ¿Y qué es lo que sientes tú? – ¿y desde mandas tu esas indirectas tan lanzaditas Celeste? tenía un nudo en la garganta y estar en esta postura tan cerca de su cara era mareante.

Se quedó callado, como pensando si hacer algo o no. Otra vez mirándome como me había mirado en el paseo, pero esta vez no había nadie que lo estropeara. Lo único que se escuchaba era el ruido del mar, lo único que veía eran sus ojos su boca, su nariz, sus pómulos… era totalmente perfecto. Poso su mano derecha en mi cintura, luego la izquierda y me atrajo hacia él. No podía moverme, casi no podía ni respirar, no por la presión de sus manos, si no porque me tenía totalmente hipnotizada. Se acercó a mí, cerró los ojos y me dio un suave beso en la mejilla. Puse mi boca frente a la suya, cerré los ojos, y me dejé llevar. Posó sus labios en los míos, un pequeño beso pero el contacto de nuestros labios era… eléctrico el corazón se me aceleraba tanto que creí que se saldría. Se apartó, abrí mis ojos, estaba sonriendo sin abrir la boca, una pequeña sonrisa, se la correspondí mientras bajaba una de mis manos que todavía estaban en su cuello y la apoyé en su pecho. Nos acercamos de nuevo. Comenzamos a besarnos, esta vez un beso de verdad, era como si nuestros labios hubieran nacido para esto. Uno para el otro.

El sonido de las olas dio paso a otro aun más apacible, el sonido de un beso.

Capítulo 4. Oportunas

Estaba como loca. Hacía mucho que no me sentía así, como si fuera la primera cita de
toda tu vida, en la que te van a dar tu primer beso. Era estúpido sentirse de esta manera, ir a la playa con un grupo de amigos en el que se encuentre él no era una cita, y cuando ya te han besado antes es imposible que te den tu primer beso.

Eran las 11 de la mañana y habíamos quedado a las doce. Me lleve media hora bailando y dando saltos en la habitación con la música muy alta, riéndome sola de nada, tirándome de espaldas a la cama y siendo feliz.  

-Celeste, ¿se puede saber que le has echado al desayuno? – gritó mi hermanito Alejandro por encima de la música. Todo el mundo decía que mi hermano y yo nos parecíamos mucho, físicamente claro.  Estaba tirada en la cama desternillándome de la risa vete tu a saber porqué.
-Cola Cao, pero se me olvidó mirar los efectos secundarios.
-¡Mamá te está llamando y ni te enteras chimpancé! –así me decía “cariñosamente”.

Pensé en contestarle y meterme un ratito con él, pero esta mañana no tenía ganas de pelear y se me estaba haciendo tarde. Me puse un bikini blanco, unos shorts vaqueros y una camiseta básica blanca. Me puse las chanclas y baje las escaleras.

-¿Qué desea la señora Laura?
-Nada Celeste, que has quedado a las 12 y tienes que llegar tarde como siempre. Y llévate las llaves que nosotros hoy pasamos el día en casa de tu abuela.
-Si mamá. –que más le dará a ella que llegue yo tarde cuando quede con mis amigos, tiene que estar pendiente de todo.

Preparé la mochila, me dejé el pelo suelto y me fui.

Mi casa estaba cinco minutos andando de la playa. Faltaba poco para las doce  cuando llegué al paseo marítimo donde habíamos quedado. Aun no habían llegado todos, solo estaban Javi, Álvaro, Andrés y Fran. Los saludé y me puse al lado de Javi y Álvaro, puesto que con Andrés no hablaba casi nunca al igual que con Fran. Antes hablábamos más, pero una vez le dio por tenerme a mí como objetivo para su gran lista de chicas de una noche y el rechazo no lo llevaba demasiado bien, lo tienen mal acostumbrado al pobre.

Ahora que me acordaba, ¿y Sara?

-Javi, ¿Dónde esta Sara?
-No lo sé, me ha dejado.
-¿Qué te ha dejado ella a ti? ¿Pero será…? –me indigné.
-¿Qué pasa?
-¡Pues que ayer se enganchó al cuello de Lucas, empezó a besarle y parecía una perra en celo! –Javi me miró con cara de sorpresa, pero sobretodo se veía que estaba mal, había sido un poco brusca. Alguien rió a mis espaldas.
-Es verdad yo lo corroboro. –Lucas, había llegado al fin. Pensé en la estampa tan bonita que iba a ver en cuanto me girara. Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta de la ira de Javi, que justo en ese momento paso por mi lado y le arreó un puñetazo a Lucas. Me quede atónita, no sabía ni que decir. Los demás aguantaron a Javi e intentaron calmarlo.
-¿¡Tío eres gilipollas o qué!? Si tu novia es una zorra pues te jodes. –a Lucas le estaba sangrando el labio y se le estaba hinchando.
-¡Lucas! –Le reñí. Ese comentario no había estado bien, aunque yo pensara lo mismo de Sara, no era plan de decírselo ahora a Javi.
-Nosotros nos vamos bajando a la playa ya. Celeste, ¿esperas tú a helena y Andrea? –dijo Álvaro empujando a Javi para apartarlo de allí.
-Claro. –ellos se fueron caminando. Ya estaban llegando los amigos de Lucas, que estaba aun a mi lado sin decir nada.
-¡Tío! Vamos para abajo ¿no? –le dijo Gabriel alzando la voz.
-Id vosotros, ahora voy yo.
-¡UUUU! –gritaron entre risas ellos, y yo me sonrojé.
-No les eches cuenta.
-Pero ¿por qué no vas?
-Prefiero esperar a que Javi se calme, además no quiero dejarte sola.
-No te preocupes estoy bien. Por cierto, ¿como esta tu labio?
-No me lo siento solo me lo noto hinchado.
-Espera. –busque en mi mochila, tenia que tener pañuelos. Saqué uno, pensé en dárselo pero se me ocurrió que también podía quitarle yo la sangre que le caía por el labio. Con el pañuelo claro.

Mojé un poco el pañuelo con el agua que llevaba. Me puse frente a el, debía de medir 1’80 o así, me sacaba un buen cacho. Le apoyé el pañuelo en el labio y le curé la herida como pude. Notaba sus ojos clavados en mi, alce la mirada y nuestros ojos se encontraron. Me ponía nerviosa, era como si pudiese ver dentro de mí, y le estuviese gustando lo que veía. Nos quedamos ahí parados sin hacer ni decir nada.

-¡Pava! –oí gritar a Helena. –me ha llamado Álvaro y me ha dicho que  estabas aquí esperándonos.-Genial. Muy oportunas.
-Sí, ¿Por qué no habéis tardado un poquito más si acaso? –dije sarcásticamente. Aunque por dentro deseaba que hubieran tardado una hora más, o dos, o toda la eternidad.
-Eso es lo que tú quisieras. –dijo Andrea riendo y mirando a Lucas. Que discreta era, ¡la iba a matar!

domingo, 29 de agosto de 2010

Capítulo 3. ¡Cuidado con la cabeza!

-Tía, ¿estas ahí?
-Si, perdona Cassandra solo estaba pensando.

Después de que me diera cuenta de quien era el dichoso ex de Sara, me asaltaron varias preguntas; la primera, tenia que ver con Javi. Habíamos sido amigos desde pequeños y siempre me había dado consejo cuando lo había necesitado y me había dicho las cosas claras, tal y como son. ¿Debía decirle yo esto? en realidad no estaban haciendo nada, aparte del evidente tonteo, pero y ¿si esta vez lo estaba exagerando porque era Lucas con quien estaba? Y lo peor de todo, ¿Por qué demonios me importaba tanto? No era la primera vez que veía a Sara tontear con otro estando con Javi, pero nunca me molestaba directamente a mi, solo en la medida en que le puede hacer daño a un amigo. Pero esta vez era diferente, el tonteo me molestaba a mi, sin meter a terceras personas.

Aún seguíamos en el mismo sitio, pero Sara y Lucas se habían apartado un poco y no los escuchaba.

-Oye, vamos con el resto del grupo.-me dijo Cassandra. En esas, Lucas y Sara desaparecieron.
-Ve tú, ahora te sigo. –le respondí casi sin mirarla. 

Necesitaba encontrarlos, estaba segura de que Sara no se había ido con él a charlar sobre lo rica que estaba la comida del italiano de enfrente. Y a fin de cuentas, supongo que Lucas tampoco, no lo conocía absolutamente de nada. No creía que seguirlos fuera obsesionarme, dejémoslo en curiosidad. O al menos eso creía yo…

Busqué hasta el rincón más apartado del parque. Los grandes árboles apenas dejaban pasar la luz de las farolas más cercanas, y en un lugar tan apartado apenas había nadie a excepción de las parejitas.

Los encontré sentados en un banco, aparentemente hablando. Algo mas atrás de ellos había un árbol con un tronco bastante ancho, eso y la oscuridad me ayudarían a ocultarme. Me coloqué allí sin hacer ruido y escuché:

-Bueno, ¿y que has hecho hoy? –le decía Sara.
-Pues he bajado a la playa, he conocido…-se quedo pensando que decir. – gente, hemos cenado en el italiano, ¡uf, como echaba de menos esas pizzas! – ¡vaya por dios, que ironía! – ¿y tú Sara?
-Pues…pues te he estado llamando, te he mandado mil mensajes y te he estado buscando, eso he hecho hoy. –no podía ver si la cara de Lucas era de alegría, sorpresa, rechazo o lo que sea que pudiese ser.
-Sara, ¿para que me has traído aquí? Estábamos bien allí con los dem…-no le dejó acabar la frase puesto que se engancho a su cuello y comenzó a besarle. Algo me retorció por dentro, no es que no me lo esperara pero verlo era diferente.
-¡Sara! ¿Qué coño haces? –gritó el mientras se apartaba de ella y se levantaba del banco. Otra sensación me comió por dentro, el alivio.
-Joder, pues responder a tu pregunta.
-Entre tu y yo no hay nada ¡admítelo!, ¿que estuvimos una semana? ¿Dos a los sumo? Estas obsesionada. –ups, sentí un poco de culpa, pero eso no era a mí, y yo… no estaba obsesionada, solo era curiosa.
-Pero Lucas tu y yo…
-Tú y yo nada, no hay un tú y yo y nunca lo ha habido, ¡es que no se ni de donde te sacas eso! –joder, ¿no estaba siendo demasiado duro? Sara me estaba empezando a dar pena… o quizás no. ¿Qué narices? Si esta con Javi. Adiós pena.

-¡AI! –grite, algo me estrelló en la cabeza, creo que una rama.
-¿Hola? –preguntaron. Mierda, mierda, mierda, Sara se estaba acercando ¿Qué hago? ¿Parecer natural? No me quedaba otra estaba demasiado cerca como para salir corriendo y me reconocería.
-Hola. –asomé la cabeza y mostré la sonrisa mas forzada que tenía.
-¿¡Nos estas espiando!? –Sara estaba histérica.
-Es… iba a… esto…
-Iba conmigo, la llamé yo.- ¿Por qué había dicho eso Lucas? No entendía nada.
-¡Claro y yo me chupo el dedo, defiendes a alguien que ni siquiera conoces!
-No la defiendo porque es verdad que la llamé, y sí, sí que la conozco es Celeste. –dijo con una sonrisa complaciente.
-Y él es Lucas, nos conocimos hoy en la playa. –decidí que sería mejor seguirle el rollo como pudiese.
-La llamé mientras saludabas a la chica esa cuando veníamos hacia aquí.
-¿Para qué, ya te la vas a tirar?
-Sara basta de preguntitas, pero te aseguro que no ha venido a lo mismo que tú, no todas son así.
-¿Sabéis que? Iros a la mierda.

Y se fue. Sara sabía que la había fastidiado. Lucas no quería nada con ella y por lista ahora Javi tampoco querría.  ¿Y ahora yo que hago? ¿Que era lo que le iba a decir a Lucas de porque estaba aquí? Solo se me ocurrió decir una cosa, aunque sabía que alguna absurda explicación tendría que venir después.

-Eh... Oye, gracias.
-Gracias a ti por quitármela de encima. –dijo mientras ponía los ojos en blanco. La oscuridad no le hacia justicia al intenso color de sus ojos, pero le daba un brillo precioso a su mirada. –y por cierto, ¿me puedes decir a mí que era lo que estabas haciendo aquí? ¿Con que espiándome eh?
-Ya claro más quisieras. No te espiaba a ti espiaba a ella, su novio es amigo mío.
-Lose – ¿lo sabe? Me pregunté - ¿Por qué tienes hojas en la cabeza? –Pregunto confuso.- ¿camuflaje? –dijo entre risas.
-No, supongo que por el ramazo que me he llevado. –aun me dolía y Lucas empezó a carcajearse.
-¿Siempre que estas cerca mío te cae algo en la cabeza?
-Parece que sí, así que será mejor que me vaya. –le contesté con mala cara.
-¡Espera! Mañana has quedado en bajar a la playa con Álvaro, Andrés y los demás, ¿no?
-¿Por qué lo sabes? –era verdad que habíamos quedado en ir todo el día a la playa, pero no entendía que tenía que ver Lucas en esto.
-Pues porque yo también voy, los conozco de hace tiempo, ¿no estas contenta?
-Si claro, mucho. –conteste con la mayor sequedad del mundo, no quería que se me notara lo contenta que me puse. –Me voy antes de que me caiga algo más en la cabeza.- me giré y comencé a andar.
-¡Adiós! –una piedrecita me cayó en la cabeza. Lucas se reía.
-Muy gracioso. –le dije sin girarme. Tenía unas ganas locas de que llegara mañana.

sábado, 28 de agosto de 2010

Capítulo 2. Sara, la “calladita”.

Lucas. Lucas. Lucas. Esta bien Celeste, no es el primero que te dice algo así. Vale, no todos eran tan guapos ni tenían ese no sequé. Si era verdad que hay chicos que tienen un tal no sequé, creo que lo había encontrado. Pero Fran no estaba mal… bueno Fran es un capullo, nada que ver. ¿Y Lucas como era? Tonta, ¡si tampoco sabes nada de el! Y este de la semana pasada era bastante simpático… y no le dedicaste ni un minutito en tu pensamiento. Pero mira que eres tonta celeste…


¡Ya se! Mi problema es que mi mente no va bien, que hay algún cable suelto, si debe ser eso. O una vena masoquista. Puede que eso tenga mas coherencia, con los demás lo tenia fácil, a este ni siquiera se si lo volveré a ver y llevo toda la noche como una tonta pensando en lo bonito que era mi nombre después de que lo dijera el. Lucas…Celeste, ¿tu no serás tonta no? ¡Que no lo conoces de nada!



-Tía deja el monologo interior ya anda. –también me podrías a ver dejado tranquilo el monologo Helena. Levante la mirada a ver que quería.- ¿llevas toda la noche un poco ensimismada no crees?

-Ha sido el balonazo que le han dado hoy, que la ha dejado más tonta a la pobre… ¿o será el que le dio el balonazo? –vaya, ¿era necesario recalcar tanto Andrea? Pensé.

- O sea, ¿que me voy y os ponéis a ligar sin mi?

-Esa es la idea.-respondió Álvaro.

-Sí, es que Álvaro no nos deja cuando tu estás.-todos se rieron ante mi comentario y Álvaro me miro en broma con mala cara.-además, aquí la única que se a puesto tontita a sido Andrea con el tal Gabriel ese, “Andrea…”.-imité con voz de tonta como dijo su nombre esta tarde.

-Oye déjame, para una vez que es mas alto que yo.



Estábamos en el parque, esta noche éramos ocho, más o menos los que estábamos siempre. Javi y su novia Sara, la cual no era muy sociable con nosotras excepto con Helena, Fran, Andrés, Álvaro, Helena, Andrea y yo. Había bastantes grupos, pero los veraneantes se estaban yendo poco a poco. Nosotros por suerte vivíamos aquí todo el año. Y digo por suerte porque la playa en invierno es realmente preciosa.



Aunque nos llevamos todos más o menos bien, Andrea y yo siempre vamos por libre. Nos aburre estar siempre en el mismo sitio y cuando salimos siempre estamos de aquí para allá, con un grupo de amigas, que si otros que no son de aquí. Lo mejor de todo era conocer gente nueva.

-Tía, ¿nos vamos ya por ahí? –Andrea me entendía.

-Sí por favor, ¡me aburro!

-oye…-dijo Sara tímidamente. Un momento, ¿Sara? -¿puedo ir con vosotras? –nos miramos extrañadas y asentimos.



Sara nunca se venia con nosotras, siempre estaba con Javi y si acaso, con helena y Álvaro, los cuatro en plan parejitas. Era realmente repelente.



-Sara, ¿Cómo es que te has venido con nosotras? O sea, no es que me moleste, solo es curiosidad.-No parecía muy decidida a contestarme pero al final comento:



-Quiero ver a alguien.



Vale me quedo igual, pero seguramente no quería decir nada más así que lo dejé correr.

Llegamos donde estaba un grupo de amigas del instituto y las saludé.



-¡Rubia! –Saludé a Cassandra y le di un abrazo. La verdad era bastante pegajosa con ella, siempre estaba achuchándola. Era inglesa, no salíamos juntas pero la conozco desde que llego a España hace 5 años y nos llevamos realmente bien.



-¡Hola fea! –Exclamó mientras correspondía a mi abrazo.-por cierto, ¿Qué haces con la rancia de Sara? Y… ¿Qué hace Sara con su ex? - antes eran amigas y salían en el mismo grupo, pero desde que empezó con Javi no habla mucho con ella.



-¿Su ex? –con la conversación le había perdido la pista, y tampoco me interesaba mucho donde estaba. –no lo se, ha dicho que venía porque quería ver a alguien, pero no se donde está.



-Mírala es ese que esta ahí,-me gire para ver. Si hay estaba Sara muy cariñosa con alguien.-estuvieron un tiempo el verano pasado pero casi nadie se entero porque el la dejo pronto, ya sabes que Sara es un poco insoportable. Ella estaba súper pillada por el, supongo que no lo conocerás, ¿porque estuviste fuera unas semanas no? No se que estará haciendo Sara con…



De repente deje de escucharla, estaba escuchando la irritable voz de Sara como si estuviera jugueteando con alguien. Ahora que lo pensaba al que acababa de ver hablando con ella me sonaba de algo. Y entonces Sara gritó entre risas:



-¡Lucas!

viernes, 27 de agosto de 2010

Capítulo 1. Paseos por la playa.

-Con este calor, cualquiera diría que quedan unas semanas para que empiece el asqueroso instituto.-dije mientras me tumbaba en la toalla.


-Gracias Celeste, si intentas deprimirme lo has conseguido.-dijo Andrea mientras me miraba de reojo.

-Deprimente va a ser la nota que vas a sacar en septiembre Andrea.-Helena y yo nos reímos de su comentario, la verdad era bastante acertado.

-Ya se rieron las listas, que mas da si con una no voy a repetir, paso igual.-se puso las gafas de sol con toda la tranquilidad del mundo.

-Pero mira que eres pasota larga.-

-¡Mira tu quien fue ha hablar!- saltaron a la vez y las tres nos reímos. Tenían toda la razón. La única medio centrada de las tres era Helena.



Y así nos pasamos la tarde en la playa, entrando y saliendo del agua, dando miles de paseos a ver buenas vistas aunque a estas alturas del verano ya no había mucho que ver (que no era el paisaje precisamente…) metiéndonos una con la otra, y hablando de tonterías múltiples, nada nuevo. Pronto se acabarían estas tardes y entraríamos de nuevo a clase. Andrea y yo vamos a primero de bachillerato. Repetimos cuarto, después del año sabático que nos tiramos sin hacer nada y de la inteligentísima decisión de meterme por ciencias, cosa que odio como pocas. Tras repetir este curso, meterme a letras y sacar un nueve de media del curso, ahora tendría que estudiar de verdad en bachillerato. Espero que nos toque juntas en la misma clase, aunque con Helena no sea posible ya que pasa a segundo de bachillerato de ciencias, con sus notazas incluidas.





-Oye, ¿va siendo hora de irse no?- preguntó Helena.

-Yo no tengo ganas, quiero dar otro paseo, total no tenemos nada que hacer.-Dijo Andrea.

-Yo tampoco me quiero ir aun, ¿Qué vas a hacer Helen?

-Me voy, que he quedado con Álvaro, ¡esta noche te llamo!- Álvaro era su novio, con el que llevaba ya un año y medio mas o menos.

-¡OK! Luego hablamos entonces ¡Ciao enana!- exclamamos Andrea y yo.



Nos levantamos de la toalla, Helena se fue y Andrea y yo nos fuimos a dar el quinto paseo del día. Íbamos a paso muy lento, el mismo que hemos adquirido tras años yendo y viniendo al instituto juntas, y que aunque desespere a la gente, ya no hay quien lo cambie. Me reí ante ese pensamiento al recordar los comentarios de la gente: “Joder, ¿no podéis ir mas rápido o que? Sois desesperantes”.



-¿De que ríes loca?

-De nuestro paso.- y las dos nos reímos, a Andrea le hacia la misma gracia que a mi lo irritable que era para los demás, creo que por esa razón lo hacíamos aun peor.



De repente, algo estrello en mi cabeza. Me quede atontada por un segundo y en seguida grite al ver el balón a mis pies y notar el dolor de mi cabeza.



-¿Quien a sido el GILIPOLLAS? –Andrea se estaba descojonando.

-Joder tía, que ha sido sin querer lo siento. Iba a esperar que pasarais pero es que ibais muy lento. –dijo el sujeto del balón a mi simpática pregunta. Andrea y yo nos miramos y no pude evitar unirme a sus risas, el comentario había tenido su punto. – ¿he dicho algo gracioso?



- Sí, toma el balón.- Madre mía, ahora que me fijaba, estaba bastante bien. Era rubio con el pelo a lo “Nate Archibald”. Los demás tampoco estaban nada mal ¿Dónde se habrían metido en toda la tarde?



Seguimos caminando, las dos nos miramos con cara de “sí, están muy buenos” pero no íbamos a decir nada hasta que no estuviéramos lo suficientemente lejos de ellos.



-¡Ey! – nos giramos. Era el del balón y otro más, bastante guapo y moreno.- soy Lucas y el es Gabriel ¿y vosotras?

-¡Andrea! - prácticamente se lo dijo al moreno, a Gabriel, ya se notaba a quien le había echado el ojo. Particularmente… me gustaba más el tal Lucas. Me acababa de dar cuenta de que tenía unos ojos verdes preciosos.

-¿Y tu no me vas a decir tu nombre?-me preguntó Lucas.

-Puede que si, o puede que no.- con el balonazo de antes no iba a ponerme simpática a la primera.

-Venga va, no seas rencorosa que te he pedido perdón. Aunque mira, si quieres puedes quedarte más tiempo y lo intento adivinar.

-Me llamo Celeste, vaya que pena ya no tienes que adivinar nada, ¿nos vamos? -Andrea asintió nos dimos la vuelta y empezamos a caminar de nuevo.

-¿Celeste? –me gire y vi su maravillosa sonrisa. -Como tu mirada. -dijo Lucas.

celeste :)

                                      La gente suele querer lo que no tiene, y eso mismo le pasa a la protagonista de esta historia, Celeste. Es una chica de 16 años, de estatura media, pelo rubio oscuro y bastante largo, ojos azules... Reconoce que su vida esta bastante bien; se lleva bien con sus padres (claro que pelea con ellos como todo el mundo), sus mejores amigas (Andrea, una chica muy alta, pelo castaño y ojos azules y Helena la mas bajita, morena y con unos ojazos negros) y el instituto, algo aburrido ¿pero que vas a pedir en un instituto?. En cuanto a los chicos... digamos que no ha encontrado al amor de su vida ni ha estado enamorada realmente. Todo esto no esta nada mal, pero Celeste no esta conforme sobretodo en la parte de los chicos y en la monotonía de su vida, ella quiere viajar, conocer gente nueva, salir de la rutina...




El verano esta a punto de terminar, y le espera un curso movidito…