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lunes, 30 de agosto de 2010

Capítulo 4. Oportunas

Estaba como loca. Hacía mucho que no me sentía así, como si fuera la primera cita de
toda tu vida, en la que te van a dar tu primer beso. Era estúpido sentirse de esta manera, ir a la playa con un grupo de amigos en el que se encuentre él no era una cita, y cuando ya te han besado antes es imposible que te den tu primer beso.

Eran las 11 de la mañana y habíamos quedado a las doce. Me lleve media hora bailando y dando saltos en la habitación con la música muy alta, riéndome sola de nada, tirándome de espaldas a la cama y siendo feliz.  

-Celeste, ¿se puede saber que le has echado al desayuno? – gritó mi hermanito Alejandro por encima de la música. Todo el mundo decía que mi hermano y yo nos parecíamos mucho, físicamente claro.  Estaba tirada en la cama desternillándome de la risa vete tu a saber porqué.
-Cola Cao, pero se me olvidó mirar los efectos secundarios.
-¡Mamá te está llamando y ni te enteras chimpancé! –así me decía “cariñosamente”.

Pensé en contestarle y meterme un ratito con él, pero esta mañana no tenía ganas de pelear y se me estaba haciendo tarde. Me puse un bikini blanco, unos shorts vaqueros y una camiseta básica blanca. Me puse las chanclas y baje las escaleras.

-¿Qué desea la señora Laura?
-Nada Celeste, que has quedado a las 12 y tienes que llegar tarde como siempre. Y llévate las llaves que nosotros hoy pasamos el día en casa de tu abuela.
-Si mamá. –que más le dará a ella que llegue yo tarde cuando quede con mis amigos, tiene que estar pendiente de todo.

Preparé la mochila, me dejé el pelo suelto y me fui.

Mi casa estaba cinco minutos andando de la playa. Faltaba poco para las doce  cuando llegué al paseo marítimo donde habíamos quedado. Aun no habían llegado todos, solo estaban Javi, Álvaro, Andrés y Fran. Los saludé y me puse al lado de Javi y Álvaro, puesto que con Andrés no hablaba casi nunca al igual que con Fran. Antes hablábamos más, pero una vez le dio por tenerme a mí como objetivo para su gran lista de chicas de una noche y el rechazo no lo llevaba demasiado bien, lo tienen mal acostumbrado al pobre.

Ahora que me acordaba, ¿y Sara?

-Javi, ¿Dónde esta Sara?
-No lo sé, me ha dejado.
-¿Qué te ha dejado ella a ti? ¿Pero será…? –me indigné.
-¿Qué pasa?
-¡Pues que ayer se enganchó al cuello de Lucas, empezó a besarle y parecía una perra en celo! –Javi me miró con cara de sorpresa, pero sobretodo se veía que estaba mal, había sido un poco brusca. Alguien rió a mis espaldas.
-Es verdad yo lo corroboro. –Lucas, había llegado al fin. Pensé en la estampa tan bonita que iba a ver en cuanto me girara. Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta de la ira de Javi, que justo en ese momento paso por mi lado y le arreó un puñetazo a Lucas. Me quede atónita, no sabía ni que decir. Los demás aguantaron a Javi e intentaron calmarlo.
-¿¡Tío eres gilipollas o qué!? Si tu novia es una zorra pues te jodes. –a Lucas le estaba sangrando el labio y se le estaba hinchando.
-¡Lucas! –Le reñí. Ese comentario no había estado bien, aunque yo pensara lo mismo de Sara, no era plan de decírselo ahora a Javi.
-Nosotros nos vamos bajando a la playa ya. Celeste, ¿esperas tú a helena y Andrea? –dijo Álvaro empujando a Javi para apartarlo de allí.
-Claro. –ellos se fueron caminando. Ya estaban llegando los amigos de Lucas, que estaba aun a mi lado sin decir nada.
-¡Tío! Vamos para abajo ¿no? –le dijo Gabriel alzando la voz.
-Id vosotros, ahora voy yo.
-¡UUUU! –gritaron entre risas ellos, y yo me sonrojé.
-No les eches cuenta.
-Pero ¿por qué no vas?
-Prefiero esperar a que Javi se calme, además no quiero dejarte sola.
-No te preocupes estoy bien. Por cierto, ¿como esta tu labio?
-No me lo siento solo me lo noto hinchado.
-Espera. –busque en mi mochila, tenia que tener pañuelos. Saqué uno, pensé en dárselo pero se me ocurrió que también podía quitarle yo la sangre que le caía por el labio. Con el pañuelo claro.

Mojé un poco el pañuelo con el agua que llevaba. Me puse frente a el, debía de medir 1’80 o así, me sacaba un buen cacho. Le apoyé el pañuelo en el labio y le curé la herida como pude. Notaba sus ojos clavados en mi, alce la mirada y nuestros ojos se encontraron. Me ponía nerviosa, era como si pudiese ver dentro de mí, y le estuviese gustando lo que veía. Nos quedamos ahí parados sin hacer ni decir nada.

-¡Pava! –oí gritar a Helena. –me ha llamado Álvaro y me ha dicho que  estabas aquí esperándonos.-Genial. Muy oportunas.
-Sí, ¿Por qué no habéis tardado un poquito más si acaso? –dije sarcásticamente. Aunque por dentro deseaba que hubieran tardado una hora más, o dos, o toda la eternidad.
-Eso es lo que tú quisieras. –dijo Andrea riendo y mirando a Lucas. Que discreta era, ¡la iba a matar!

5 comentarios:

  1. Ay querida...si, las amigas siempre taan discretas xD
    Bueno celeste, ya tendrás otra oportunidad ;)

    Como siempre, te vas superando poco a poco:D

    Besos queridaa:)

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  2. muchas gracias ! :D y tu blog es genial ^^

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  3. Hola!!
    yo soy igual,cuando quedo con alguien siempre me pongo supernerviosa, histerica y me rio por todo... jajaja
    y yo tambien deseo aveces que mis amigas que siempre llegan tarde... nunca llegen jeje
    me esta encantando (lucas y la historia claro)
    jeje
    un besazo :)
    sige asi!

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  4. Holaaa! Si me gusta tu blog, aun no he tenido tiempo de leerlo con calma jeje, pero lo leeré, te sigoo! gracias por seguirmee, un besooo ^^

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  5. Me encanta, ya te digo k si son oportunas, jajajaja!!! voy a por el siguiente!! besos!!!

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