Capítulo 7. Juego de dos.

-          ¿Qué haces? –le pregunte a Lucas. Al salir de casa todos caminaron para delante, pero el se había quedado quieto mirándome.

-          ¿Por qué me odias? – dijo con cara de pena.

-          Lucas, ¿ya has empezado a beber? ¿

-          No, no te hagas la tonta, ¿tú te crees que te puedes presentar delante de mi asi? Te he visto de espaldas y no te había reconocido y he estado a punto de sucumbir te lo prometo. –que teatrero era.

-          ¡Lucas! ¿!Qué le pasa hoy a todo el mundo!?  -se río de mi reacción.

-          Anda vamos para adelante, estas preciosa. –me dio un beso en la mejilla y siguió andando.

Posiblemente seria la última gran fiesta que me iba a pegar este verano, así que no iba a pensar en nada ni en nadie, nada de ataduras. Esta noche me lo iba a pasar como dios manda. La fiesta era en una especie de complejo turístico que tenia una carpa a modo de discoteca a pie de playa. Estaba hasta las trancas de gente, y se me habían perdido los demás, así que me fui a la barra a pedir algo a ver si los veía.

Estaba sentada en la barra dando pequeños sorbos a la copa que acababa de pedir. Vi venir a un chico bastante mono que se sentó a mi lado.

-          ¡Hi!  Do you speak English? – ¿¡de donde era!? Mi único ingles era el básico del instituto, el de escuchar canciones y el de ver series americanas, ese era mi penoso inglés.

-          ¡Yes! –no me lo creía ni yo, pero intentaría arreglármelas como fuera. –Where are you from?

-          De nueva York, pero mi madre es de aquí.

-          ¿Y que hace un chico de NUEVA YORK, aquí? –un momento, me había hablado en español, se le notaba mucho el acento pero mi propio idioma aun lo entiendo. –espera, espera, ¿no decías que no sabias hablar español?

-          No, solo te he preguntado si tú hablabas inglés.

-          ¿Y si no llego a saber? –que no sabía…

-          Pues te hubiese hablado en español, solo que me parecía una buena manera de saludarte, tenia pinta de que me ibas a contestar. ¿bailas? –me tendió la mano.

-          Claro. -¿Por qué decir que no?  cuantas veces me había imaginado que conocía a un americano, y encima guapo. Además, ¿había dicho que esta noche iba a hacer lo que me apeteciera no?

-          Por cierto soy Chace, ¿y tu?

-          Celeste. –se me vino a la mente aquel día en la playa, cuando conocí a Lucas.

Comenzamos a bailar. La noche estaba empezando bastante bien, pero me sentía culpable por Lucas, quizás me estaba buscando. Me puse a mirar de un lado a otro pero nada.

Chace me pidió que fuéramos a por otra copa y me llevo de la mano para que no me perdiera entre la multitud. Quizás podría encontrar a Lucas.

Cuando ya habíamos pedido nos dispusimos a ir a la pista de baile de nuevo, pero me pareció verle. Si, era él y se desvaneció todo sentimiento de culpa que pude tener hace unos instantes. Estaba bailando muy pegado a una chica, morena, no la conocía. Me preocupe de ponerme en un sitio donde Lucas pudiera verme con Chace.

Después de una hora el alcohol estaba empezando a surtir efecto. Mi mirada y la de Lucas se encontraron varias veces pero nos ignoramos y el cada vez se pegaba más a ella. Sabía a que estaba jugando y a este juego podían jugar dos. No hacia falta que yo me pegara a Chace, él lo hacia solito y Lucas estaba empezando la fase de los abracitos y las frases al oído. Si, a este juego podían jugar dos, pero uno tenía que ir por delante y no iba a ser él.

-          Ven. –le dije a Chace cojiéndolo de la ropa y atrayéndolo hacia mi. Me sonrío había pillado la indirecta y empezamos a besarnos.

Contaba con que Lucas me hubiera visto. Abrí los ojos y se estaban besando o eso creía hasta que la chica le dio un ostión en toda la cara. No podía parar de reírme, me dolía el estómago, esto había sido muy bueno. Chace me estaba mirando sin entender nada pero de tanto que me reía ni siquiera le pude contestar. Alguien me agarró el brazo y empezó a jalarme, entre que tenía el cuerpo flojo de tanto reírme y el mareo que llevaba, no me pude soltar para ver quien era. Total sabía quien era, podía oler su colonia, una que siempre llevaba que me encantaba.

-          ¿A que estás jugando? –joder, ¿ya estábamos afuera?

-          Al parchís –dije simulando el sonido de un beso, aun me duraba el choco de antes y más que iba a durar. Entre de nuevo en la carpa, ya eran las tres de la mañana, que rápido pasaba el tiempo.

En las próximas tres horas Lucas y yo no nos habíamos vuelto a dirigir la palabra, yo me lo había estado pasando en grande, bailando conociendo gente “hablando inglés” con Chace, al que por cierto rechace cuando me quiso volver a besar. Esta noche no estaba siendo muy buena persona, pero me daba igual.

-          Tía esta noche solo falta tú. –me dijo Andrea mientras bailábamos.

-          ¿Qué?

-          ¿Qué  te crees que hace Helena con las llaves de mi casa? –que gracia me hacia la cara de circunstancia que ponía.

-          ¿En serio? Que fuerte. –dije exagerando y abriendo mucho los ojos.

-          Vamos que ya le tocaba

-          Si, pero hay duermo yo esta noche mancha de… -me dio un manotazo y nos reímos. No es que me pareciera raro lo de Helena, pero después de que insistiera tanto en que no estaba preparada… estaba noche estaba siendo un desfase para más de uno.

Salí a fuera a tomar el aire y a descansar un rato sentada en un banco. Estaba mareada y con la risa floja pero estaba bien. Hasta que me senté, no se porque pero todo me subía a la cabeza de golpe.

 Había perdido la cuenta de las copas que había tomado y todo me daba vueltas, estaba mirando un punto fijo, pero el punto también daba vueltas. En lo que yo luchaba por parar el punto del suelo, unas piernas se pusieron delante.

-          ¡Quita que no veo el punto! –me estiré para apartar las piernas de allí pero no se movían y con tanta fuerza me tambaleé, pero unos brazos no me dejaron caer.

-          Que mal estás… -era Lucas, de pronto me invadió unas ganas incontrolables de abrazarle y de nada más, solo quería abrazarle. Siempre me pasaba esto cuando bebía demasiado, no tanto como para no acordarme, pero si para arrepentirme de lo que hacia. Pero me daba igual.

-          Gracias… -le susurré mientras lo abrazaba con fuerza.

-          Anda vamos a casa que nos están esperando. –me pasó un brazo por los hombros y empezamos a caminar hacia donde estaban los demás, no me había dado cuenta hasta ahora de que estaban ahí.

Lucas y yo llegamos a casa los primeros, Andrea tenía una llave escondida en la entrada, abrió  la puerta y dejó la llave en el mismo sitio. No sabía donde estaban Helena y Álvaro pero allí no. Lucas me dejó caer en uno de los colchones que no estaba desecho y me quitó los zapatos.

-          El maquillaje, tengo que quitarme el maquillaje.-murmuré de una manera casi ininteligible.

-          Duérmete. –me dijo dulcemente acariciándome la mejilla. Creía que m iba a derretir.

-          Que no, que me tengo que quitar el maquillaje, que si no los poros no transpiran y me van a salir arrugas y voy a parecer una viejecita cuando…

-          Vale, vale. Coje mi mano.

Me dejo sola en el baño, me quite en maquillaje, ya de paso aproveché para ponerme el pijama y me acosté. Lucas estaba sentado a mi lado.

-          ¿Por qué no te acuestas?

-          Porque no se donde tengo que dormir, no hay camas bastantes. –si, si que había, pero Andrea había puesto menos camas de la cuenta queriendo, estaba en todo. Le agarré del brazo y no se de donde me saqué la fuerza para tumbarlo a mi lado. Me apoyé en su pecho, Lucas no dijo ni una sola palabra, me pasó los brazos por alrededor y mis parpados no pudieron aguantar más.